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revista
de la Universidad Latina de México
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mantienen la posición de sus trazados, crecen según la
dirección y con el significado de hechos más antiguos que
los actuales; y son las calles y el plano las permanencias
más significativas; V. Zamora3 señala que el plano
de la ciudad expresa la distribución y ocupación del
territorio. A partir de la lectura de los sistemas podemos
establecer el trazo del asentamiento, ya se trate de una
ciudad espontánea o creada; el tejido urbano y señalar
la existencia del elemento generador del plano. H.
Capel4 nos dice que el desarrollo de la urbanización se
realiza frecuentemente en relación con las centralidades
establecidas en el diseño inicial o, en ocasiones, con las
que se generan por la misma dinámica urbana.
En general, a nivel estatal y regional, los trabajos sobre los
tejidos urbanos, los centros tradicionales y las ciudades
son escasos, se han abordado desde diferentes disciplinas
como la geografía y la historia: G. Kubler (1983) P. Powell
(1985) D. Wright (1999). Sobre el propio asentamiento:
J. G Buenrostro (2000) J. G. Romero (1992) C. Flores
(1988) M. González (1988) que ofrecen información sobre
el desarrollo y origen de nuestro objeto; cabe destacar
el trabajo de morfología urbana de E. Cabral (2005) que
es el antecedente apropiado al estudio de Apaseo el
Grande, en el que se incorpora una perspectiva teórica
nueva y renovada, con resultados igualmente novedosos
y útiles desde la disciplina urbano-arquitectónica. En la
lectura del plano de Apaseo el Grande incorporamos
conceptualidades derivadas del postmoderno que nos
3  Zamora Ayala, V., Morfología Urbana: Teoría y Metodología, Universidad de Guanajuato,
Guanajuato, México, 2004
4  Capel, H., La morfología de las ciudades. Sociedad, cultura y paisaje urbano, Ediciones
del Serbal, España, 2002.