revista
de la Universidad Latina de México
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evidentemente en su centro de su periferia, a partir de
las nuevas formas de ocupación y distribución urbana que
incluyen la aceptación de pobladores originarios del valle
de México que después del desastre sismológico ocurrido,
deciden asentarse en las ciudades más o menos cercanas
de la república mexicana, es el estado de Guanajuato
uno de los territorios más atractivos para ese fin; con la
construcción de colonias como La Fundación, La Obrera,
El Pedregal, etc., se rompe la continuidad en trazo, pues
estas nuevas formas aunque tienen un trazo regular, son
partes independientes cuya relación con el todo urbano
prácticamente es mínima o nula. La fisonomía de la ciudad
se modifica de forma significativa en 1996; con motivo del
LII Congreso y Campeonato Nacional Charro se promueve
entre los vecinos de la ciudad la homogeneización de
colores en la pintura de fachadas de sus casas y edificios.
Se construye el Portal frente al ex edificio del cine Oliveros.
Y más tarde, la administración pública decide colocar en
una lado de la banqueta de las calles árboles de tipo trueno
y otra vegetación para pretender una ciudad empatica
ecológicamente.
La mancha urbana en el inicio del siglo XXI, ocupa la
totalidad de los primeros y segundos límites de la ciudad,
es decir, las fronteras definidas por el Antiguo Camino Real
al norte y oeste y por las vías del ferrocarril al sur. Crece
en el interior de ellos y en el año 2000 rebasa la frontera
norte y se expande más allá del Panteón municipal; en
el tejido urbano quedan integrados los barrios: El Cerrito,
La Calzada, La Villita, El molino de Arriba y las colonias:
Puente Colorado, Pastorcita, Comerciantes, la Obrera,
etc. El límite oeste también lo sobrepasa, es la superficie