revista
de la Universidad Latina de México
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mayormente subjetiva, impersonal o socialmente
construida.
Es preciso indicar que el conflicto resulta prácticamente
consustancial a la propia vida y dinámica organizativa,
dándose en todos los niveles de la organización: se
encuentra presente en las relaciones interpersonales,
en las relaciones entre grupos, en las discusiones
presupuestarias y en la búsqueda por la autonomía y
el control departamental; es un proceso que emana de
la rutina diaria, de las presiones estructurales y de los
participantes en el entorno organizacional.
Las investigaciones sobre el conflicto han concluido que
mientras el conflicto en las organizaciones es inevitable,
la cuestión crítica para el funcionamiento del grupo y del
individuo tiene que ver con la forma en que el conflicto
es manejado; por manejo del conflicto no nos referimos
sólo a reducir la cantidad del mismo, sino también a las
distintas modalidades de conducta que pueden desplegar
los participantes frente a un episodio conflictivo.
Aún cuando la relación entre cantidad de conflicto y otras
variables organizacionales no ha sido establecida de un
modo constatado, autores como Brown (1983) proponen
que dicha relación tiene la forma de una parábola (“U”
invertida), tal como muestra la figura 1: un nivel de conflicto
excesivamente elevado provoca la presencia de resultados
negativos, al mismo tiempo que un nivel excesivamente
bajo, suele generar una actitud de estancamiento que
hace que los resultados alcanzados no sean tampoco
satisfactorios.