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febrero 2016
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se configura como el Espacio permanente, con carácter
cívico, del asentamiento. Los signos de su origen, tanto
de memoria como de sus funciones primitivas, nunca se
pierden, a pesar de su modificación externa, debida a los
cambios de su perímetro, por el derribo de viviendas o por
la sustitución del sistema construido y de los materiales
de construcción. Los elementos que contribuyen a la
modelación de su forma propia, así como los aspectos
relativos al sitio se pueden presenciar aún en ella.
Los sistemas en conjunto tienen una codependencia entre
sí, y son independientes, en cuanto a su conformación,
origen y desarrollo individual. La distribución es lineal,
ordenada; la ocupación es regular y organizada, estas
características provocan inclusión, pues los sistemas son
correspondientes y yuxtapuestos.
Las construcciones representativas que otorgan un
carácter particular a la ciudad, y que presentan un cierto
grado de identidad con sus habitantes son el Templo de
San Juan Bautista y el Ex-convento Franciscano, claves
en el desarrollo y permanencia urbanos, el Edificio de la
Presidencia Municipal y la Casa de los Perros son, también,
los monumentos urbano-arquitectónicos símbolo de la
continuidad y evolución urbana, cuya ubicación les otorga
la principal responsabilidad de ser los configuradores
urbanos y los elementos más notables del sistema.
La Villa de Apaseo a finales del siglo XIX continúa con su
desarrollo en dirección al este, en referencia del Camino
Nacional hacia la Ciudad de México, se generan dos
manzanas más y el Templo de la Preciosa Sangre de Cristo
en la actual calle I. Allende, calle paralela a la vía principal;