revista
de la Universidad Latina de México
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sencillo acomodarse a la realidad que toca de forma natural,
es más redituable esperar a que se marquen pautas de
conducta e ir pisando las huellas que van dejando los que
están alrededor, abrir los ojos y los propios caminos cuesta
trabajo, no es tarea sencilla ni divertida. La phrónesis ha
quedado de lado y sin embargo es perentoria.
Escritores de la libertad refleja e interpela una realidad
tangible: una falta de sentido en el quehacer cotidiano
de los jóvenes y una educación que no promueve ni
permite el desarrollo de sus potencialidades, cuando “...la
educación es, fundamentalmente, el proceso de despertar
a la persona, [...] debe integrar, explicitar y desarrollar, en
su misma entraña y de forma autocrítica y dialogante, la
idea de sentido”. (Torralba, 1998, pág. 175) Cuestiona el
cometido que se tiene como ser humano y como sociedad
hacia sí mismo y hacia los demás, la responsabilidad de
hacerse y de acompañar al otro en su hechura, y salta la
pregunta vital, teleológica y apremiante ante esta realidad,
¿Cuál es el fin del hombre…, sobrevivir o existir?
UN LLAMADO A LA EMPATÍA
¿Hasta dónde las diferencias económicas, raciales y
culturales pueden impedir las relaciones humanas y
obstaculizar el propio desarrollo personal? ¿Qué rol
toma la educación en este proceso de crecimiento y
socialización? ¿Hay leyes de conducta generales que
predispongan y prospecten el actuar humano? Estos
y muchos otros cuestionamientos vienen a la mente al
analizar profundamente el guión de Escritores de la libertad.
Los intentos de entender, conocer y explicar al ser humano