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que la pulsión puede alcanzar su fin, la descarga. Desde
Freud: “llamamos pulsiones a las fuerzas cuya existencia
postulamos en el trasfondo de las tensiones generadoras
de las necesidades del ello”.
Freud ha propuesto distinguir dos grupos de las pulsiones
primordiales: las pulsiones yoicas o de autoconservación
y las pulsiones sexuales. La sexualidad no se compara con
las funciones del individuo, sus tendencias van más allá
de él y tienen por contenido la producción de nuevos
individuos, vale decir, la conservación de la especie. Nos
muestra, además, que dos concepciones del vínculo entre
yo y sexualidad coexisten, una el individuo es lo principal;
esta aprecia a la sexualidad como una de sus funciones y a
la satisfacción sexual como una de sus necesidades.
La sublimación como descarga pulsional
La pulsión, no actúa como una fuerza de choque momen-
tánea, sino siempre como una fuerza constante, por lo que
la denominaremos “necesidad” al estímulo pulsional; lo
que cancela esta necesidad es la “satisfacción”, que sólo
puede alcanzarse mediante una modificación, apropiada
a la meta, de la fuente interior de estímulo.
La pulsión es considerada por Freud como un concepto
fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un 55
representante psíquico de los estímulos que provienen
del interior del cuerpo y alianzan el alma (Freud, 1915).
El proceso dinámico de una pulsión está determinado
por cuatro conceptos importantes para su ejecución. El
primero nos habla de un esfuerzo, entendido como un
fragmento de actividad, el cual requiere una suma de
fuerza o la medida de fuerza de trabajo. El segundo con-
cepto abarca la meta, refiriéndose a la satisfacción que solo
puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación en
la fuente de la pulsión.
La actividad del aparato psíquico, está sometida al princi-
pio de placer, por lo que es regulada de manera automática
por sensaciones de la serie placer-displacer. El sentimiento
PSIQUE - Gaceta de la Facultad de Psicología - abríl 2021