Page 70 - Revista ULM enero 2020
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70 A) Ante todo, tiene un momento constituyente. Es el momento
en el cual el ser que nace, animal de realidades, con una
inteligencia sentiente, se instala en una forma de estar en la
realidad. Sí, al momento de nacer, entramos a una familia, con
costumbres, valores, lenguaje, religión, formas de trabajo. A
un país con tipos de gobierno específicos, a veces juegos de
partidos, formas de usar el poder. Allí llegamos a un mundo
social que ya estaba hecho.
B) Pero la tradición tiene además otro momento. Porque
lo que se entrega al nuevo ser, le es entregado por sus
progenitores, o cuidadores. Con lo cual, la forma de estar
en la realidad, en cuanto procede de los progenitores, es
formalmente una continuación. La tradición tiene un momento
continuante. Y así nos enseñar a caminar y a dar nuestros
primeros pasos en la vida y como padres enseñamos a
nuestros hijos. Como en la canción de Serrat “a menudo los
hijos se nos parecen y así nos dan la primera satisfacción”.
Y afirma Zubiri que este momento continuante puede ser
muy duro, porque la realidad en su totalidad, es distinta a
la realidad de los progenitores o quienes hagan las veces
de ellos y entonces se pregunta ¿qué es la continuidad de
la tradición? Desde luego no es mera reiteración mecánica.
Inclusive cuando se «repite», el hecho mismo de la repetición
está enriqueciendo lo recibido con un carácter nuevo, el
carácter de ser repetición.
Más aún, muchas veces será necesario cambiar algo de lo
que puede ser accidental en lo recibido, justamente para
mantener la continuidad de éste. La tradición a veces toma
formas distintas no a pesar de ser la misma, sino justamente
al revés, para poder seguir siendo la misma.
abril 2016